domingo, 29 de noviembre de 2009

SOLA EN EL CINE

Que algún problema?, que nunca ha visto a una mujer sola en el cine?, no, no me dejaron plantada, ni llegué antes a “guardarle el lugar a nadie”, simple y sencillamente vine al cine sola, si sola, harta de ir acompañada de alguien que durante toda la función metiera las manos con los dedotes chupados a mí bolsa de palomitas, o que se atravesara por encima de mí en el momento cumbre de la película para sorber de mí refresco y además decir: “ay es light” o que se guardara el chocolate en la bolsa de la camisa para regresármelo todo derretido, caliente y pegosteoso al igual que su mano cuando se pone cariñoso a media película y es introducida sin pudor en mi escote que queda todo lleno de sal y mantequilla, harta de que antes de llegar al final diga “ay si es esta, buenísima!, en la que al final se descubre que el psicólogo también esta muerto, pobre niño”, harta de tener que ver películas épicas, o de Bruce Lee o de robots o alguna historia insípida solo para verle el culo J.L..

Si, vine sola al cine sola y prefiriendo mil veces venir así y ser observada por todos ustedes que venir acompañada de un macaco, sola es que estoy en el cine, sola, sola, sola, disfrutando de la película cursi que yo sola escogí.

Ahí y todavia no sale ni Kung Fu Panda a decir que apaguemos los celulares…

La bestia

.. y de pronto, empiezo a sentir esa necesitad de su cuerpo, de su olor, del sabor salado y amargo que me da, empiezo a sentir el deseo de ese animal caliente y grueso que penetra mi coño, que lo parte en dos como una fruta madura que devora hambriento, esa fruta que le ofrezco ansiosa para que empape sus labios de ese torrente cálido y pegajoso, esa leche que se queda en su lengua y me hace temblar, cuanto ansío su verga hermosa, brutal, invadiendo mis labios, como deseo acariciarla con mi boca, lamer sus testículos maravillosos, como quiero sentirlo entre mis nalgas, que se abren como dos puertas para permitir la entrada de esa bestia que tiene entre las piernas, como deseo sentir su verga contra mi culo, y sus manos en mis caderas generosas, entregándole mi humedad, apretando su verga y deseando que no salga nunca, que se queda ahí para siempre, matándome de placer, como quiero sus manos fuertes apretando mis tetas mientras su cadera se agita fuerte sobre mis nalgas, su respiración en mi cuello, sus gemidos y después hacerlo girar sobre mi y sentir como penetra mi coño chorreante, hirviente, ardiendo, para consumir en su calor esa parte de en la que es ese animal, esa bestia sexual tan hermosa, ese hombre tan bello que abre mis piernas como un dios para decirme que ahí esta mi macho, que gime, que suda de placer para finalmente lanzar un gemido y bañarme en su leche, rica, caliente en esa leche que humedece mis tetas, mis pezones erectos de placer, y conocer el placer, el verdadero placer de ser una bestia de dos espaldas, sudorosa, gimiente, satisfecha, fatigada de tanto amar....y ahí esta hombre, rendido de amar, de poseer, de entregar, de penetrar a su hembra, de cogerse a la que en ese en ese momento es suya, cuando la bestia que tuve entre las piernas y entre las nalgas recorriendo cada milímetro de mi cuerpo, al fin reposa es entonces cuando limpio con mi lengua ansiosa los restos de ese líquido perfecto y le miro descansar, relajarse, respirar cada ves mas suave y quedarse dormido, y entonces yo tambien duermo, en paz, tranquila, sabiendo que no vale la pena dudar por que la respuesta a mis preguntas su cuerpo, su sudor, su piel, que no me mienten me lo acaban de gritar…